Maldito Plástico (Revista Recupera 110)

01/07/2019

El pasado febrero, la provocativa Greenpeace puso en marcha su campaña “Maldito plástico” para denunciar el uso abusivo del plástico de un solo uso, las bajas cotas de reciclado real y las consecuencias inciertas para la salud humana y para la del planeta.

Como refuerzo de campaña, el día 13 de marzo, una treintena de activistas se filtraron en el macrovertedero de Valdemingómez de Madrid, y retransmitieron en directo el inasumible porcentaje de plástico que se viene enterrando impunemente. A pesar de barajarse cifras oficiales de reciclaje cercanas al 80%, las impactantes imágenes reflejaban otra realidad. ¿El objetivo? Denunciar que las empresas productoras y distribuidoras de envases de plástico no se están responsabilizando de su recuperación y reciclaje a través de las leyes de responsabilidad ampliada del productor. Mucha campaña mediática, pero insuficiente política medioambiental práctica.

Tampoco es tanta novedad la campaña de Greenpeace porque cada día es un auténtico bombardeo de noticias sobre la contaminación del plástico. La verdad es que no hay para menos. Veamos un breve manojo de ellas.

Según un estudio de la oenegé WWF, el litoral cercano a Barcelona alcanzó recientemente el triste récord de ser el segundo más contaminado del mediterráneo. La increíble acumulación diaria de 26,1 kilos por kilómetro en nuestra franja litoral sólo es superada por la costa de Turquía con 31 kilos, en la franja que limita con Siria. Y no es que los habitantes de estas zonas sean más incívicos, sino que se dan corrientes y desembocaduras que lo justifican. No existen fronteras para el incivismo. El informe concluye que un total de 247.000 millones de trozos de plástico flotan en el mar Mediterráneo y se espera que este número siga creciendo hasta multiplicarse por cuatro en el 2050 sin cambios radicales en el consumo.

Pero no sólo la superficie de los mares sufre la contaminación plástica gracias a su flotabilidad. Recientemente, Victor Vescovo superó el pasado 28 de abril el récord mundial del cineasta James Cameron, al sumergirse a 10.935 metros de profundidad en las Fosas de las Marianas. A esa profundidad, Vescovo halló una bolsa de plástico y envoltorios de caramelos.

Menos profundo y más cercano, la mayor concentración de basura jamás registrada en aguas profundas, fue localizada en el estrecho de Mesina. Donde Italia chuta Sicilia, el Consejo Nacional de Investigación de Italia (CNR) y la Universidad de Roma La Sapienza recientemente publicaron un estudio del fondo marino más contaminado del mundo con concentraciones de plástico de más del 70% del total encontrado.

Este mes de mayo, la ministra de Energía, Ciencia, Tecnología, Medio Ambiente y Cambio Climático de Malasia, Yeo Bee Yin, denunció a los principales países occidentales (entre ellos a España) por exportar residuos plásticos a su país. Desde enero de este año, se han dejado abandonados doscientos sesenta y cinco contenedores de residuos de plástico en la terminal de contenedores de Penang. Malasia, entre otros países del sudeste asiático, está sufriendo el rebote de residuos que ya no acepta China.

Nuestra sociedad consumista, lejos de cambiar su inercia, intenta reorientar sus residuos plásticos hacia nuevos países con mano de obra barata. El problema es que ningún país en el mundo tiene la capacidad industrial y demanda que China y se convierte en la práctica en países vertedero.

Es un sinsentido el actual uso y abuso de embalajes en nuestra sociedad. Envases que se utilizarán segundos y que permanecerán en nuestros océanos durante décadas. Fruta que, a pesar de tener su propia piel, se envuelve por razones estéticas o por los hábitos de consumo cada vez más estresantes. Quizás Tailandia, envolviendo la verdura en hojas de plátano, ha sido creativa dando alternativa al plástico.

Con los datos del estudio sectorial encargado por HISPACK hace unos años, España mueve 17.500 millones de euros al año en la producción de envases, representado por 1.500 empresas y ocupando a 73.000 trabajadores. Puedo entender la preocupación de gobernantes ante amenaza de perder un sector productivo de peso, pero que va a comportar graves problemas de salud en breve. La actual tendencia ha de cambiar. En este aspecto, el crecimiento sin límites de embalajes será frenado por los problemas de salud de la población como ocurrió con el tabaco. Es insostenible.

Los plásticos, en su mayoría, son reciclables, pero no lo son si están dispersos por el territorio o mezclados. La franja de reciclabilidad es muy estrecha. La exportación hacia países de mano de obra barata ha dejado de ser la solución. La educación ambiental tampoco ha funcionado. Los gobernantes españoles parece que han perdido agallas para legislar y esperan que vengan de Europa las regulaciones necesarias. Tendrán que esperar a que estudios médicos alerten de forma urgente que el plástico en nuestra sangre es peligroso. Estudio en mano, el plástico ya está en la sal que consumimos, en el aire que respiramos, en los peces que comemos o en nuestra propia sangre. Pero habrá que esperar a que sea insostenible para que decidamos sacrificar miles de puestos de trabajo o buscar soluciones que resuelvan el littering. El deposito lo puede ser para los envases que se consumen fuera de casa, pero no así para embalajes que nunca debieran ser fabricados, o aquellos que unitariamente son inapreciables pero consumidos masivamente son una amenaza al medio ambiente y a la salud. La valoración energética tampoco es la solución para un consumo tan desbordante.

El sector la recuperación tiene retos y oportunidades pero, sin una regulación conceptual que contemple desde la producción, pasando por el consumo, el reciclado o el vertido. De nada sirve tener las mejores instalaciones si se ha de luchar contra la dispersión o la mezcla de plásticos. Es urgente una regulación legal que contemple todas las etapas del ciclo de vida. También habrá embalajes que han de desaparecer de concepto. Negros nubarrones para los embalajes, pero no más claros para nuestra salud.

Xavier Riba,

Presidente del Gremi de Recuperació de Catalunya
xriba@gremirecuperacio.org

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Artículo Revista Recupera 110