Los alquimistas del siglo XXI tienen su vista puesta en tu ‘smartphone’

11/01/2021

Desde el principio de los tiempos, el ser humano ha extraído de la tierra casi 200.000 toneladas de oro. Un porcentaje cada vez mayor se oculta en nuestros bolsillos.

Los smartphones y el resto de dispositivos electrónicos están llenos de circuitos de pequeñas dimensiones. Estos serían inviables sin algunos de los mejores materiales conductores de la electricidad. Así, el oro, la plata o el cobre, en pequeñas dimensiones, están presentes en nuestra tecnología. Y cada vez se están haciendo más esfuerzos para recuperarlos, reciclarlos y reutilizarlos.

Solo en 2019, se generaron en el mundo 53,6 millones de toneladas de basura electrónica. Según los datos del Global E-waste Monitor 2020, los desechos tecnológicos han aumentado un 21% en los últimos cinco años. De toda esta basura, solo el 17,4% fue debidamente tratado y reciclado.

“Esto significa que el oro, la plata, el cobre, el platino y otros materiales, valorados, de forma conservadora, en 57.000 millones de dólares, fueron destruidos o descartados”, señala el informe. De nuevo, las oportunidades de negocio y la responsabilidad ambiental se dan la mano en busca de una salida al desafío de la gestión de residuos.

La oportunidad del reciclaje

De las 197.576 toneladas de oro que el ser humano ha obtenido de la tierra en la historia, según estimaciones del World Gold Council, más del 60% han sido extraídas desde el año 1950. El mismo organismo asegura que, como mucho, quedan otras 54.000 toneladas en el subsuelo. Cada año se extraen entre 2.500 y 3.000 toneladas, pero el oro es un recurso limitado. Así que hay quien ha empezado a dirigir todos sus esfuerzos al reciclaje.

Pandora, el mayor fabricante de joyas del mundo por volumen, ha anunciado que a partir de 2025 todo el oro y la plata empleados en sus joyas serán metales reciclados. Buena parte procederá de otras alhajas, pero también, en gran medida, de residuos electrónicos. En la actualidad, el porcentaje de uso de metales preciosos reciclados está en el 71%. La oportunidad de ahorro es evidente, teniendo en cuenta que la compañía danesa utiliza más de 340.000 toneladas de plata cada año.

Además, el impacto positivo para el medioambiente es importante. Según Pandora, utilizar plata reciclada significa reducir en un 66% las emisiones asociadas a este metal. En el caso del oro, estas caen en un 99%. También se eliminan otros riesgos ambientales asociados a la minería, como la contaminación por mercurio en las explotaciones de oro.

Así funciona el reciclaje de tecnología

El primer paso en el reciclaje de un móvil es su recolección. Sin sistemas para la gestión de residuos, como el que ha implementado Orange con el programa Somos responsables, los materiales presentes en los dispositivos electrónicos nunca se podrán recuperar. En el caso del programa de Orange, la compañía los recoge, los transporta a una planta de tratamiento y valora su reciclaje o su reutilización. En el primer caso, el siguiente paso es separar sus componentes para su tratamiento en lugares especializados.

A la hora de afrontar el reciclaje de los dispositivos y la extracción de los metales en esta especie de minería urbana, existen diferentes tecnologías. Todas están en permanente evolución. En el Love Chemistry Laboratory en la Universidad de Edimburgo, por ejemplo, apuestan por la hidrometalurgia, un conjunto de técnicas químicas que funcionan a temperaturas no demasiado elevadas y tienen un impacto ambiental bajo. Sin embargo, son bastante costosas.

Según los datos de este laboratorio, de cada tonelada de residuos electrónicos se pueden extraer hasta 350 gramos de oro. Mientras, de cada 1.000 kilos de mena, el material de donde se extrae el metal en la naturaleza, apenas se obtienen seis gramos de oro.

Otra de las iniciativas más sonadas de reciclaje electrónico es el proyecto de mina urbana de la Universidad de Nueva Gales del Sur, en Australia, liderado por Veena Sahajwalla. En sus instalaciones, los residuos electrónicos se transforman, separando sus componentes y extrayendo materiales valiosos (como estaño, cobre o paladio, además de oro). Además, su proceso genera también fibras de plástico y vidrio utilizables por la industria de la impresión 3D. De hecho, durante la actual crisis sanitaria se han empleado para la fabricación de mascarillas y guantes.

El proceso de la universidad australiana consiste en la descomposición de los residuos, la selección de las micropiezas útiles mediante un sistema automatizado y su fundición a altas temperaturas para crear elementos que puedan usarse en procesos productivos.

La tercera de las técnicas, la más experimental, pero también la más prometedora, es la biometalurgia. Consiste en utilizar ciertas bacterias y hongos para la extracción de los metales. Es una técnica más lenta, pero mucho más barata y con un impacto ambiental mínimo. Hasta la fecha, se han descubierto varios organismos que producen químicos capaces de extraer los metales de residuos electrónicos.

Este proceso no es nuevo. Las bacterias se utilizan desde hace décadas en la minería tradicional y, desde mediados de la década pasada, se aplican a diferentes procesos experimentales de reciclaje electrónico. Sin embargo, la eficiencia de los procesos ha aumentado en los últimos años, al igual que las oportunidades de negocio a medida que se ha ido disparando la demanda de metales dentro de la industria tecnológica.

Fuente: Orange