La presión ecologista y la crisis aúpan la chatarra

14/04/2010

Los desguaces ya no son esos lugares siniestros donde iban a morir nuestros viejos automóviles. Ya no es frecuente ver por las carreteras montañas de chatarra acumulada, esqueletos de lo que en su día fueron flamantes coches. Ahora, estos espacios se han transformado en centros de recuperación con dos fuentes de ingreso: la venta de piezas de segunda mano, en auge ante la crisis, y el tratamiento de residuos contaminantes y posterior achatarramiento de vehículos para su venta y reciclado. Además han pasado a denominarse CAT -centros autorizados de tratamiento-, algo que mejora también su imagen.

«En los últimos meses ha aumentado la afluencia de clientes particulares en busca de piezas de segunda mano», confirma Rafael Pardo, director general de Aedra (Asociación Española de Desguaces y Reciclado de Automóviles) y añade que «antes eran los talleres los que buscaban recambios» para abaratar los costes de las reparaciones, pero acudir en busca de repuestos económicos resulta cada vez más tentador.

El Plan 2000E obliga a dar de baja un vehículo de más de 10 años o 250.000 kilómetros para poder recibir la ayuda. Esto ha aumentado considerablemente la entrada de unidades viejas en los desguaces, sin embargo, el director general de Aedra asegura tener «el corazón partido» ante esta situación, ya que el descuento también hace que, en muchos casos, «el arreglo de un viejo coche, que tiene posibilidades de reparación, ya no sea una opción a tener en cuenta frente a la compra», y esto podría reducir el número de posibles clientes en un desguace.

Manuel Kindelán, director general de Sigrauto (Asociación Española para el Tratamiento Ambiental de Vehículos Fuera de Uso) confirma que «la venta de piezas recicladas sigue siendo la principal fuente de ingresos para un desguace», un negocio que hace 10 años abandonó la estética y procesos tradicionales para adecuarse a las normativas europeas. Muchos centros de tratamiento cuentan con bases de datos informatizadas, separación de piezas por marcas y modelos, así como especialistas y mecánicos para mejorar la atención al cliente. Ya no se trata de que el visitante busque, muchas veces sin resultado, la pieza deseada y pierda el tiempo; ahora los desguaces quieren ser auténticos supermercados de los repuestos.

¿Y qué piezas son las más demandadas? Resulta sorprendente conocer cómo desde hace algunos meses «se venden componentes cuyos precios son insignificantes», asegura Ignacio Rodríguez, gerente de Desguaces La Torre, un centro situado en las proximidades de Madrid y que en la actualidad ostenta el título de ser el más grande de Europa. «Antes era impensable que viniera alguien a buscar un retrovisor o un piloto», comenta el gerente, ya que dichas piezas, nuevas, tienen un coste relativamente económico. Cajas de cambios, motores enteros o mecanismos, como los elevalunas, son los productos más demandados y también los más caros en el mercado de segunda mano.

En este tipo de negocios se puede encontrar casi de todo y con precios muy variados: «Desde los pilotos, que pueden costar dos euros aproximadamente, hasta piezas algo más caras», comentan desde Desguaces La Torre. Además, las posibilidades de disponer de repuestos algo antiguos son mayores, de tal forma que se evita tener que esperar a que reciban una pieza descatalogada y «pagar un precio muy superior por la misma», añade el gerente.

La procedencia de los vehículos es variada pero, hoy en día, además de las bajas tramitadas por el Plan 2000E, resurge la figura de los vehículos embargados. Rafael Pardo, de Aedra, explica que, «cuando una entidad de crédito embarga un coche, suele permanecer parado mucho tiempo y las posibilidades de reutilización son mínimas», por ello se da de baja y se desguaza. Otra gran fuente de entrada de unidades para achatarrar son los siniestros que, por desgracia, «muchas veces no son aprovechables en cuanto a componentes», añade.

Desde esta empresa se afirma que diariamente reciben la visita de entre 3.000 y 4.000 clientes, ya sean particulares o talleres. Además, en sus 148.000 m2 de instalaciones entran unos 200 vehículos al día para ser dados de baja, sin embargo, aseguran que hace un año «eran más de 300».

También la Federación Española de Empresarios Profesionales de Automoción, que representa a la mayoría de los talleres mecánicos, se muestra totalmente a favor de la utilización de piezas recicladas, «siempre y cuando cumpla la normativa», que exige que los recambios estén en buen estado, el cliente dé su consentimiento y el taller se responsabilice por escrito del buen funcionamiento. El secretario general de la federación asegura que «la utilización de piezas recuperadas de otros vehículos puede suponer, en algunos casos, una solución eficaz a problemas puntuales.

La mayoría de los vehículos que son llevados por sus dueños a un desguace sobrepasan los 10 años de vida y reciben por ellos unos 90 euros de media. A falta de confirmar oficialmente los datos, desde Aedra se concluye que en 2009 se dieron de baja y entraron en los desguaces cerca de un millón de unidades, unas cifras muy similares a las del año 2008, con 918.406 unidades entre turismos, furgonetas, motocicletas y camiones.