Deshacerse de un viejo computador no es tan sencillo como dar clic. Su armazón de metal y plástico concentra más de 20 compuestos químicos, altamente peligrosos si llegan a la basura. Plomo y mercurio en los monitores, níquel en las baterías, bromo en los circuitos. Estos metales pesados son una bomba de tiempo ambiental si no se tratan correctamente. Y como opción verde, surge el reciclaje electrónico. Intercia, una compañía dedicada al reciclaje, apostó por tratar la chatarra electrónica. En el ingreso a su nueva planta, en Durán (Guayas), hay monitores prehistóricos, televisores antiquísimos, celulares pasados de moda… A ratos sus repisas parecen galerías de un museo. En un rincón están los primeros cajeros automáticos, de una tonelada de peso con caja fuerte incluida. O los primeros lectores de tarjetas que usaban esos disquetes gigantes. Tannya González, gerente de reciclaje electrónico de Intercia, explica que las estadísticas del Banco Central los llevaron a crear la planta. Según la entidad, el país genera 25 000 toneladas de productos electrónicos cada año, con un crecimiento mayor al 15%. La cifra coincide con la del Ministerio de Telecomunicaciones, que calcula 27 000 toneladas de residuos tecnológicos por año. Cada ecuatoriano genera entonces 1,91 kilos de estos desechos. “El problema es cuando cumplen su vida útil y van a los botaderos. Ahí descargan sustancias tóxicas que entran en contacto con el agua y el suelo, afectándonos directamente”, dice González. Hasta ahora, Intercia ha procesado 30 000 kilogramos de desechos electrónicos que han sido dados de baja por unas 20 empresas. La capacidad de la planta es de 24 000 toneladas anuales y cada tonelada de residuo electrónico bordea los USD 200. En el área de proceso trabajan ocho personas. Con pinzas, Harry Flores desmantela un monitor. Los cables van a una caja, las tarjetas a otra, la pantalla a otra. Ese es el desensamblaje primario. Todas las partes se exportan a Canadá, donde la empresa Glotal Electric Electronic Processing (Geep) los termina de desarmar. Allá los residuos pasan por grandes trituradores que separan sus componentes. Muchos de estos materiales son recursos naturales no renovables, pero con este proceso se recuperan y son reutilizados como materia prima por grandes industrias de tecnología, entre ellas Dell, Epson e IBM. El reciclaje de la e-basura (o chatarra electrónica) también se mueve en empresas como Hewlett Packard. Su programa HP Planet Partners promueve la recolección de cartuchos de impresión. La semana pasada presentaron la campaña en Guayaquil. Jean Gingras, gerente de Programas Ambientales de HP en Norteamérica y América Latina, explica que los cartuchos son reducidos a materias primas y luego reutilizados para fabricar nuevos productos de metal y plástico. La idea surgió en 1991 y se desarrolla en 50 países. Han reciclado 446 millones de cartuchos HP y en 2011 usaron 10 millones de kilogramos de plástico reciclado en nuevos cartuchos y tóners. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Ambiente (Pnuma), cada año el mundo produce 50 millones de toneladas de chatarra electrónica. La contaminación marca toda su vida, desde su producción (usan metales pesados que causan enfermedades como cáncer y consumen gran cantidad de agua y energía para su fabricación) hasta su alto grado de toxicidad cuando se jubilan. En Ecuador, la encuesta TIC, del Instituto Nacional de Estadística y Censos revela que en el 2010 el 80% de la población tenía celular, el 27% computadores, el 42% equipos de sonido, el 85% televisores y el 47% DVD o VHS. Los celulares y sus accesorios, como chips y cargadores, son los más solicitados. La aparición de nuevos modelos, con nuevas aplicaciones, acorta su vida útil. De ahí que las telefónicas promueven campañas de reciclaje. El 95% de un celular se puede reutilizar: un 45% es plástico, 20% cobre, 5% no metálicos, 10% cerámica y 20% son metales pesados. Para Inelda Martillo, directora del Centro de Formación Tecnológica de la Universidad Católica de Guayaquil, la clave no solo está en reciclar, sino en reutilizar. “Los nuevos hardware y software nos seducen, pero hay que pensar en ampliar la vida útil de estos aparatos para minimizar su impacto”. Esa es la teoría que aplica Martillo. En promedio, indica, los televisores tienen una vida útil de ocho años; los computadores de tres años; los celulares, dos. En el aula, sus estudiantes de la Facultad de Ingeniería recopilan monitores, CPU y otros artículos. En un año ensamblaron 15 computadoras ‘híbridas’ con estas partes desechadas. Así, las máquinas pasaron de en un rincón polvoriento a estar ‘ON’ sobre los escritorios de varias fundaciones. ¿Cómo reciclar? Intercia tiene su planta en el km 4,5 de la vía Durán-Tambo. Ofrece el servicio de traslado de desechos desde los 500 kilogramos. Puede llamar al 1 800 RECICLA o al 371 1 380. Para aportar al programa Planet Partners de HP debe reunir mínimo cinco tóners originales de la marca. Puede llamar al 1 800 477 526 desde todo el país. En el 2011, el Ministerio de Telecomunicaciones y la firma Vertmonde (Quito) organizaron una campaña de reciclaje electrónico. En el plan colaboraron 13 centros de recolección.