El barril de auxilio del San Bernardo (Revista recupera 127)

14/12/2023

Desde los inicios de la huma- nidad, el hombre ha busca- do la manera de simplificar y optimizar sus tomas de decisión. Las modernas calculadoras tienen su origen etimológico en los ábacos por su función para contar, “calculi” en latín, cálculos o piedras. Los ábacos, también llamados marcos de cálculos, se inventaron hace miles de años. Su origen se diluye en el tiempo. Probablemente, fueron los Asirios quie- nes, hace más de 5000 años, idearon el embrión de la computación.

El político ateniense Demóstenes, padre de la retórica política, escribió en el siglo IV a.C., sobre la utilidad de los contadores de piedras para llevar a cabo esos cálculos tan difíciles que la mente no podía realizar. Pasaron miles de años, Leonardo da Vinci incluido, a lo largo de los cuales diversos científicos aportaron su granito de arena hacia el camino de la computación.

Ya en el siglo XVII, aparecieron las pri- meras calculadoras mecánicas como fueron la Pascalina o la rueda escalada de Leibniz. En el siglo XIX, Jacquard ideó las tarjetas perforadas aplicadas a los diseños del telar. Pero no fue hasta el siglo XIX, cuando Babbage ideó la máquina precursora de la computación moderna: Analytical Engine.

A finales del siglo XIX, la oficina de censos estadounidense se enfrentaba a un grave problema: había tardado ocho años en finalizar el censo de 1880. Para intentar solucionar el pro- blema, la oficina de censos encargó al estadístico Hollerith (1860-1929) que aplicara su experiencia en tarjetas perforadas y llevara a cabo el censo de 1890. Hollerith desarrolló una má- quina tabuladora que se componía de un lector de tarjetas, un contador, un clasificador y un aparato de tabular. Con el procesamiento de las tarjetas perforadas y el tabulador de tarjetas perforadas de Hollerit, el censo se terminó en sólo 3 años y la oficina se ahorró alrededor de 5 millones de dólares. Así comenzó el procesamiento

El barril de auxilio del San Bernardo automatizado de datos.

Los resultados de las máquinas tabuladoras tenían que llevarse al corriente por medios manuales hasta que, en 1919, la Computing-Tabulating-Recor- ding-Company anunció la aparición de la impresora/listadora. Esta empresa cambió de nombre al cabo de poco tiempo a IBM (International Business Machines Corporation). Pero no fue hasta 1954 que creó su IBM 650 que es, en gran medida, la razón por la que IBM disfruta hoy de una situación hegemó- nica en el mundo de las computadoras y básicamente de las patentes.

El resto de la historia sobre la com- putación es reciente y, mas o menos, todos la conocemos.

Mi padre, y los de su generación, desconfiaban de los ordenadores. Decía que iban a ser una nueva manera de esclavitud. En ciertos aspectos no andaban tan equivocados. El 1984 de George Orwell se quedará muy corto en pocos años.

Desde la aparición de las modernas computadoras, a partir de la irrupción de los procesadores a mediados del siglo XX, la capacidad de computación no ha parado de crecer exponencial- mente. En 1965, el cofundador de Intel, Gordon Moore, predijo que el número de transistores en un chip se duplicaría aproximadamente cada dos años, con una reducción paulatina del coste. Esta predicción se conoció como la Ley de Moore. Moore se quedó muy corto.

Desde entonces, la tecnología se ha infiltrado en cada uno de los chis- mes que nos rodean cotidianamente. La tasa de digitalización del mundo, sorprendentemente, aumentó en los últimos dos años, provocada por la pandemia de COVID-19, y representó una catapulta para la industria de semiconductores.

El actual CEO de Intel, Pat Gelsinger, ha compartido: “La tecnología nunca ha sido más importante para la hu- manidad de lo que es ahora. Todo se está volviendo digital, con cuatro superpoderes clave: computación omnipresente, infraestructura de nube al edge, conectividad e inteligencia artificial. Estos superpoderes están preparados para trascender y trans- formar el mundo. En este momento no vemos el fin de la demanda de computación, y más computación continúa empujando a la industria a una mayor innovación.”

Nadie duda de los beneficios para la humanidad que representa el aumento exponencial constante de la com- putación. Pero también está tenien- do infinidad de efectos secundarios. Concretándonos en el mundo de la empresa, ésta no ha sido ajena a esta revolución tecnológica. Los avances en el control de gestión empresarial en sus múltiples facetas han propi- ciado un crecimiento exponencial del tamaño de las empresas. No hay área de negocio que no haya sufrido la fiebre de las fusiones y adquisiciones hasta llegar a tamaños planetarios. Muchos grupos empresariales gestionan un presupuesto superior al mayor de los países. Ello podría ser baladí, pero está teniendo unas consecuencias sociológicas muy preocupantes. Está provocando el fin de la clase media.

Pongamos un ejemplo: 5 empresas medianas se convierten en pocos años en una sola. En ella, de los cinco directores financieros iniciales queda uno, de los 5 CEO’s queda uno, de los 5….. y así sucesivamente.

Otro ejemplo. Millones de negocios PYME son absorbidos o cierran pau- latinamente ante la imposibilidad de contrarrestar la economía de escala que generan las grandes corporacio- nes. La clase media, que simbolizó los beneficios de las políticas más liberales del siglo XX, va perdiendo peso social y con ello nacen los grupos políticos que,

58 hipotéticamente, la defienden. Así, en

cada país tiene su respuesta política. En Francia, Le Pen, en España, Vox, en EUA, Trump, en Austria, el partido de la Libertad y puedo seguir..

Otras veces, se ha canalizado el des- contento social hacia países vecinos o estados federación. Puede ser una de las causas del Brexit en UK. Ya fuera de la CE, a saber a quién van a culpar los políticos ingleses de la regresión eco- nómica de sus clases medias a partir de ahora. En otros países federados como España, Canadá, UK o Italia han incendiado los anhelos independentis- tas de nuevo.

La verdad que no pretendo entrar en política, sólo lo suficiente. En mi opi- nión, esta situación está provocando una tendencia creciente a la dema- gogia política. Una de las armas: cerrar fronteras. China no las llegó a abrir totalmente nunca. La USA de Biden no ha retrocedido un ápice de las ideas proteccionistas de Trump a pesar de las

globales de apertura de fronteras que introdujo Roosevelt después de la segunda guerra mundial. El llamado new deal.

Sinceramente, creo que estamos tratando al paciente con medicinas equivocadas. No tiene mucho sentido cerrar fronteras cuando las grandes corporaciones tienen tentáculos en todos los países de una manera u otra. Ya hace años que empresas chinas están en Europa comprando empresas europeas, o que empresas europeas producen en EEUU, etc

Las estrategias de protección fronte- riza tendrán el efecto parecido al barri- lete de licor que llevaban los perros San Bernardo de rescate en la nieve. A estas alturas, ya se conoce que el alcohol es vasodilatador sanguíneo. Después de una breve sensación de calor, en breves minutos el alcohol ingerido provoca la dilatación de los vasos sanguíneos con la pérdida de calor corporal a mayor apariencias. Europa empieza a blandir la espada de la protección aduanera con la teoría de que cerrar fronteras hará mejorar nuestras economías.

Concretamente en nuestro sector, la CE pretende prohibir la exportación de materia prima reciclada. Craso error. También esta política conllevará un efecto bumerang. No puedes exportar, pero tampoco importar. Empezamos por materia prima y seguiremos por la ropa de Zara, los muebles de IKEA, pero también los vinos españoles, y los plátanos canarios. Está muy bien comprar producto Km 0 y en tempo- rada pero me gustaría ver sus muebles, ropa o cualquier bien.

Parecería que 100 años nos han hecho olvidar que una de las razones económicas de la primera guerra mun- dial fue la llamada guerra comercial de acero entre Francia-Inglaterra y Alemania. La economía global nunca tuvo un crecimiento tan relevante como el que comportó las políticas

velocidad del cuerpo. De tal manera, el cierre de fronteras, después de una rápida sensación de riqueza, llevará a menor crecimiento económico a quienes la apliquen.

Otra analogía puede ser la de las calles medievales sectoriales. En cual- quier ciudad antigua europea podemos ver que los profesionales de un sector se instalaban todos en la misma calle. Ello, lejos de ser negativo, catapultaba sus empresas con la competencia que propiciaban, orientando a sus negocios a una progresiva mejora continua.

Al igual que fue temeraria la entrada de España en el mercado común eu- ropeo sin periodos transitorios, lo será el cierre de fronteras. Bueno, somos afortunados, porque en España tene- mos una potente industria de bebidas espirituosas para ir llenando el barrilete de nuestro San Bernardo.

Al albor de las fiestas navideñas, os deseo lo mejor para estos entrañables días en familia y un próspero 2023.

Xavier Riba,

Presidente del Gremi de Recuperació de Catalunya
xriba@gremirecuperacio.org

 

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