En esta editorial quería cambiar de tercio. Lamentablemente, la actual crisis global inunda nuestra actualidad cotidiana. En la anterior revista intentaba analizar lo difícil que es predecir el futuro de cualquier Bolsa. Para muestra, un botón. Ahora caen todas la Bolsas de metales, cae el barril brent, y, a pesar de la crisis de confianza ante el modelo de finanzas americano, sube el dólar respecto al Euro. ¿Quién pone el cascabel al gato? Hace años, un catedrático que tuve de profesor me lo dejó bien claro: “Los economistas hacemos unos análisis económicos fantásticos del pasado, diagnosticamos con bastante precisión las variables del presente económico, pero somos prácticamente analfabetos en analizar el futuro económico.”
Y es que la economía, como otras tantas parcelas del conocimiento, se aprende andando. Lo que esta claro es que se vislumbra un futuro lleno de nubarrones. Especialmente en España, donde la crisis mundial ha casi solapado la nuestra. En España se nos ha “gripado” el sector motor de nuestra economía: la construcción. De ella cuelgan casi un centenar de profesiones. Además, nos ha coincidido con una reducción importante de las ayudas de la UE. También seguimos en un proceso imparable de deslocalización de la industria. En fin, podría seguir ahondando en las preocupaciones que nos asaltan cada mañana en forma de titulares de los periódicos. Pero eso no nos ayudará a resolver la ecuación de viabilidad de nuestra empresa.
Los que compartimos nuestra adolescencia con Supertram nos vendrá a la cabeza aquel disco (que no CD) titulado “Crisis, What Crisis?”. Y es que, a pesar de la crisis, los restaurantes siguen estando razonablemente llenos, seguimos “viviendo” en las colas de las autopistas, etc.. Crisis es lo que tienen en Israel, o en Irak, o en Cuba, o en Georgia, o en Pakistán, o…… en un 80 % del mundo. Compartir una parte de estas crisis es casi inevitable. El mundo no ha sido el mismo después del 11 de septiembre y no será el mismo después de esta crisis financiera global. Toda ella huele a estafa, a interconexión entre los poderes económicos con los políticos, y al fin de la generación del negocio 3 6 3. “Tomas prestado tres, prestas seis y te vas a jugar al golf a las tres”.
Pero, ¿qué podemos hacer nosotros? Hace poco estuve en un desayuno-conferencia del Sr. Isak Andik, propietario mayoritario de MANGO. Después de hacer una deslumbrante (por los números siempre ascendentes) exposición sobre el grupo que preside, al llegar el turno de preguntas, la primera fue: ¿pero Mango no sufre la crisis? A lo que, sin pestañear, dijo: “Bendigo las crisis. Te obligan a sacar el empresario que llevas dentro. Emprendes proyectos que tenías en el cajón, y dejas las dudas para otros tiempos. La crisis sitúan la real competividad de las empresas y sanean el mercado.” Pues eso, bendigo Andik por bendecir lo imbendecible, pero le doy la razón. Las mejores composiciones de música han estado inspiradas en un momento de gran pena o emoción. Muchos de los inventos que han cambiado la humanidad han estado (lamentablemente) iluminados en épocas de crisis bélicas o prebélicas: radar, fax, Internet, sonar, contenedores, vehículos 4×4, energía nuclear, motores a reacción, navegación por satélite, etc.
No querría acabar esta editorial sin intentar ayudar a buscar esa inspiración que nos hará superar la crisis. Hoy hemos firmado un acuerdo de colaboración para que las empresas agremiadas puedan formarse con la prestigiosa Fundación Universitaria Iberoamericana (FUNIBER). La idea es que, a través de la formación, consigamos ver la viabilidad de nuestras empresas.
Más allá de ver tan sólo que la única salida de nuestro negocio es la muerte comercial de nuestro competidor, la formación estimula las neuronas y abre puertas a nuestro negocio hacia nuevas oportunidades de mercado. Es por ello que, a imagen de Andik, bendigo la formación que nos hará más competitivos y nos ayudará a tomar las decisiones correctas. Son nuestro negocio las materias primeras, pero hemos de dejar de lado los instintos primarios. Sólo con la ayuda del sentido común y de la formación conseguiremos situar a nuestro sector donde merecemos.
Bendigo la formación.