La prolongación de la crisis en el sector de la construcción han terminado de dar la puntilla a la única fábrica de ArcelorMittal en Madrid. El gigante siderúrgico ha anunciado esta tarde que pondrá fin a la actividad principal de fabricación y que solo mantendrá las oficinas centrales, el área de comercialización, el almacenamiento de chatarra y la transformación de productos siderúrgicos.
Esta medida supondrá que solo mantendrán su puesto de trabajo 105 de los 390 empleados que ahora forman parte de la plantilla de la fábrica de Villaverde. Arcelor tratará de recolocarlos en otras plantas de la compañía. «Somos una empresa con un planteamiento social responsable», ha señalado Gonzalo Urquijo, el único español en la cúpula de la compañía.
Urquijo ha explicado que se ha tomado esta decisión tras comprobar que la situación es estructural y que no hay perspectivas de que se pudiera recuperar la demanda de grandes vigas, el principal producto de la planta.
Según sus datos, la factoría contaba con una capacidad de producción de 500.000 toneladas anuales. Sin embargo, en los últimos tres años la acería solo funcionaba al 35% de su capacidad y la laminación, al 65%. La fábrica mantenía un expediente de regulación de empleo temporal desde mediados de 2009.
La caída de la demanda con la crisis ha llevado a que la planta haya pasado de exportar el 60% de su producción en 2006 al 84% en 2011. «Y Madrid, lejos de una salida al mar, no tiene la mejor ubicación para exportar, en un contexto muy difícil en los mercados internacionales», ha añadido el directivo.
Urquijo no quiso dar una crifra del coste económico que tendrá el cierre de Madrid para ArcelorMittal («tenemos que negociar todavía las condiciones con los sindicatos») ni dio datos concretos sobre las pérdidas que acumula la planta. «Son importantes tanto a nivel de Ebitda como de resultado neto», se ha limitado a decir.