AHORRO, TRABAJO, ECOLOGÍA (Revista Recupera 68)

01/03/2011

Una vez alguien me dijo: hay tres maneras de tener dinero. La primera es ahorrando. La segunda trabajar para ganarlo. La tercera es que, mientras trabajas, no gastas. Bromas aparte, algunos países (como España) se comportan como si nuestra economía no necesitase trabajar ni ahorrar. Todo haría pensar que poseemos las reservas mineras de Chile o el petróleo de Arabia Saudita.

Hace unos meses, en medio de la más cruenta de las crisis, la prensa económica anglosajona nos “bautizó” despectivamente a los países PIIGS (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España). Entre muchos parámetros que compartimos, los países PIIGS encabezamos la dependencia del petróleo de sus necesidades de energía. Alrededor del 50% (contra la media de la UE del 37%) las cubrimos con un petróleo que no tenemos. Las consecuencias son claras. Las necesidades de petróleo (a 100 $ el barril) van directas a la vena de la economía. En la actual coyuntura española las necesidades energéticas van directas a la deuda soberana. La reiterada emisión de deuda del banco de España no ha de ser más que un recurso temporal hasta encontrar recursos que equilibren nuestra economía. Nuestra economía ha de encontrar un nuevo modelo económico que equilibre las cuentas independiente a la construcción y el automóvil, en claro declive. El ahorro puede ser otra vía.

Volviendo al principio, sorprende la capacidad que tienen las economías prósperas de compaginar el ahorro, el trabajo y la ecología. El milagro alemán es fruto del trabajo, la disciplina y el ahorro. Sus hábitos se trasladan tanto a la macroeconomía como a la microeconomía. Alemania implantó en el 2003 el SDDR (Sistema de Depósito, Devolución y Retorno de Envases) bajo la influencia de la fuerza parlamentaria de los partidos ecologistas. El SDDR consiste es cobrar un deposito al comprar un envase que se recupera al devolverlo. En el 2005, la señora Ángela Merkel (Demócrata Cristiana) asume la presidencia del país y hoy, 6 años después, lejos de revocar el sistema, lo ha consolidado. Hasta 32 países o Estados en el mundo han adoptado el sistema de depósito. Sorprende, una vez más, la correlación entre riqueza y ahorro. En dichos países han desaparecido de las calles, papeleras y basuras, las latas y botellas. El sistema es muy efi caz. Más efi caz que cualquier sistema anterior para recoger envases. Alrededor del 95% de efectividad. Y lo que es mejor, con una calidad de residuo equivalente a una materia prima secundaria.

La mayoría de los envases consumen petróleo de forma intensiva en forma de materia prima o en su propia fabricación. Reciclar aluminio ahorra hasta un 95% de energía, acero un 75%, vidrio un 30%. En España, con una enorme dependencia energética en el petróleo, implantar un sistema integrado que consigue ahorrar millones de euros de energía y, casi en su totalidad, su coste en materia prima es razón más que suficiente para su implantación. Si a ello hemos se sumar los miles de empleos que crearán la instauración capilar del sistema, ayudarán a reducir las cifras escandalosas de paro. Digamos que el sistema, además de equilibrar la balanza de pagos, reduciría los pagos que hace el Estado en forma de subsidio de empleo.

No estoy de acuerdo con aquellos que consideran el SDDR un sistema defendido por unos cuantos ecologistas sin planteamientos económicos. Hoy, el SDDR es una necesidad en tiempos de ahorro y austeridad. Por ello, desde el Gremi apostamos por modificar la LERE (Ley de Envares y Residuos de Envases) y propiciar la implantación del SDDR. El SDDR puede y ha de convivir perfectamente con los actuales sistemas integrados de gestión. SDDR no es tan sólo ecología, es también ahorro energético y económico.

Para conocer más sobre la plataforma española: retorna.org

Para terminar, ¿cuándo pensaremos en España en clave ahorro, trabajo, ecología? No son incompatibles. El SDDR es un claro ejemplo.

Xavier Riba,

PRESIDENTE DEL GREMI DE RECUPERACIÓ DE CATALUNYA
XRIBA@GREMIRECUPERACIO.ORG

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Artículo Revista Recupera 68