El reciclaje de pilas y baterías es una necesidad inexcusable para protegernos de su toxicidad

01/12/2021

Con respecto a los aparatos elecrónicos de uso común como teléfonos móviles o tablets, se insiste mucho en entregarlos en puntos de recogida adecuados para poder aprovechar sus elementos y darles nuevo uso. En este proceso suele ser problemático el tema de las baterías, cuya reutilización es más complicada y se mandan a reciclaje.

Lo mismo ocurre con las clásicas pilas de todas la vida, de toda la vida de las generaciones anteriores a los millenials. Para la mayoría de ellas, baterías eran las de coches y camiones. Todo lo demás son pilas, de botón, de petaca, las normales, las grandes, las recargables… Denominaciones comunes que todos entendían.

Cuando se gastaban, todas a la basura. Sin más preocupación. La mentalidad cambió cuando empezaron a hacerse patentes los problemas de contaminación ambiental  provocaba esta descuidada actitud.

Ahora se han extendido los puntos de recogida específicos, con su propia caja contenedor. De esta manera es más fácil dar a cada tipo su tratamiento específico para eliminar, reutilizar o neutralizar cada uno de sus componentes.

La labor del ciudadano común es llevar sus pilas y baterías a los puntos señalados. A partir de ahí es cosas de los especialistas.

Tipos de pilas
Lo fundamental es clasificar cada uno de los tipos de pila parta poder darles el tratamiento adecuado.

Un primer grupo son las pilas salinas, o de zinc carbón una de las más comunes y con muy poco contenido de mercurio, por lo que son las menos tóxica de todas.

Las pilas alcalinas llevan más mercurio y están consideradas tóxicas. Junto a las del grupo anterior, suman alrededor del 85% de las pilas que se reciclan.

La pilas recargables, que son el 14% de las recogidas, no contienen mercurio pero sí cadmio, por lo que su grado de toxicidad es grande.

Las pilas de botón son de las más peligrosas si se tiran en cualquier sitio, pues se componen en un 30% de mercurio, por lo que su potencial tóxico es de los más altos. Este grupo compone el 1,18% de las pilas recogidas.

También hay pilas denominadas verdes, que no llevan ni mercurio ni cadmio, por lo que la contaminación por metales pesados es baja, pero todavía no se ha hecho un estudio definitivo sobre el resto de su composición. Tiene la ventaja de contar con una vida útil más larga, por que al menos retira de la circulación a muchas de uso único y tarda más en llegar a la caja de deshechos.

Las de plomo y ácido, las llamadas baterías y empleadas en automoción y de uso industrial. Tras neutralizar el ácido que llevan, el plomo se funde y se reutiliza.

Momento de la recuperación y reciclaje
Una vez puestas cada una en su camino adecuado, llegan a una primera fase mecánica en la que se trituran para facilitar la separación de materiales y su posterior tratamiento. Los productos obtenidos se dividen en tres grandes grupos; los materiales plásticos, alrededor del 5-10% de los restos, que llevan su propio camino de reciclaje; los metales férreos, un 20-30% de los contenido, que acaban en la industria siderúrgica, y las fracciones intermedias o metales no férreos, entre el 60 y el 75%, que son la que se tratan con mayor cuidado y especialización en una segunda fase.

Es aquí donde se tiene en cuenta el tipo de residuo para aplicarle el tratamiento adecuado. Uno de ellos es el pirometalúrgico y el otro el hidrometalúrgico.

El primero somete los restos que llegan a altas temperaturas para recuperar los metales por gasificación y su posterior depuración y sedimentación. El segundo se basa en procesos fisico químicos que recuperan los metales por disolución con aditivos tras la que se concentra o se purifican.

Tras todo este proceso, por ejemplo, por cada tonelada de pilas alcalinas que todos los ciudadanos entregan en los puestos especializados, pueden recuperarse hasta 300 kilos de zinc y 250 kilos de hierro y níquel. De esta manera, se pueden volver al mercado como cubertería, matriculas de coches o, sin salir del mundo de la electricidad y la energía, como baterías nuevas o paneles solares.

Las baterías de los móviles
En este asunto del reciclaje de las baterías nos encontramos con el problema de reciclar las del teléfono móvil.

Hasta hace unos años, el aparato telefónico móvil se podía desmontar y abrir, por lo que el acceso a la batería era sencillo y se podía extraer. De hecho, cuando una fallaba, se quitaba y se sustituía. Pero los fabricantes lo han dificultado con sus aparatos casi herméticos, por lo que ya no se puede separar. Por ello, lo más práctico es acudir a un punto limpio y dejarlo en manos de los especialistas.

Fuente: Diario de Navarra