EL LEGADO DE NUESTROS PADRES (Revista Recupera 107)

01/12/2018

Catalunya en general, y Barcelona en particular, está últimamente en las portadas de cualquier periódico. No tan solo por temas políticos, que también. No por albergar la feria más importante del mundo en telefonía, o por ser actualmente la ciudad europea con mayor número de congresos.

Este año volvimos a albergar el congreso mundial de la recuperación, el BIR (Bureau International de la Recuperation). Un éxito de participación, como siempre que ha sido en Barcelona. No por es casualidad. Barcelona es una ciudad abierta al mundo, puerta de entrada de innovaciones durante siglos, a la que salta en novedades y tendencias, pero además con un tejido empresarial potente que la impulsa. También lo es en nuestro sector.

Catalunya, en este caso, va ser de nuevo epicentro mundial en el 2020. En el año en que la CE planteaba la agenda de objetivos 2020, Catalunya acogerá el mayor evento mundial de economía Circular: Catalunya Hostspot Circular Economy 2020.

Organizar un evento comporta un enorme trabajo previo. Por ello, administración y empresas tenemos una enorme responsabilidad en su organización. Barcelona tiene que mostrar y convencer que aporta soluciones contrastadas en economía circular. No será difícil, pero nos quedan muchos deberes por hacer.

La economía circular debe hilvanar una relación fluida entre el productor y el recuperador y, en ello, la administración tiene una responsabilidad intrínseca.

En momento de debate identitario entre Catalunya y España prefiero centrarme en el debate de la gestión pública y no el de las banderas.

Desde un concepto puramente de calidad de gestión, defiendo la gestión pública cuanto más cercana al ciudadano posible. Más descentralizada, más centrada en situar el presupuesto cerca del servicio o la necesidad. No creo que la economía circular se pueda impulsar de arriba abajo. Soy más partidario del sentido inverso. Desde el problema hacia la solución.

Las mismas empresas han de plantear sus productos, desde su diseño, con el concepto circular. Se han de crear puentes entre productores y recuperadores. Unos desde el diseño, otros desde el conocimiento profundo de la máxima recuperación.

Pero la economía circular no tan solo contempla la reciclabilidad del producto como tal, es crítico también el “sistema”.

Me serviré del ejemplo de una botella de PET para describir lo que llamo “sistema”. Una botella de PET es perfectamente reciclable. Incluso la podemos reutilizar hasta 40 veces como en Alemania. Podemos utilizarla para volver a fabricar una nueva fácilmente. Que la etiqueta sea de papel y el tapón de otro plástico no es el problema. La tecnología lo resuelve. Pero sin diseñar el flujo de uso, acaba en un vertedero. Las botellas quedan esparcidas por todo el territorio o contaminadas por el resto de los envases que no son reciclables, o no lo son en índices aceptables. Por ello, desde los sectores afectados (consumidor, productor, distribución, recuperador, y administración) han de colaborar en un “sistema” En los envases de consumo itinerante como las botellas PET, se dan las tres columnas que sustentan el paradigma en funcionamiento de la economía circular. El producto se fabrica respetando su fácil reciclabilidad, la tecnología está suficientemente contrastada, pero el sistema falla. La dispersión la hace difícilmente reciclable porque no llega al reciclador por dispersión, o porque cuando llega, no lo hace en condiciones (excesivamente contaminado). El “sistema” que permitiría el reciclado completo existe (el sistema de depósito), pero precisa de una administración que legisle su obligatoriedad.

Otros productos tendrían que ser prohibidos porque son imposibles de reciclar ya desde la concepción. Por ejemplo, una bolsa de patatas de celofán metalizado. La administración tiene suficiente experiencia en gestión de vertederos y plantas para saber que se puede y que no reciclar.

Dos ejemplos que son fáciles de resolver analizando desde el problema hacia el que lo pone en el mercado, y difícil si se hace desde la ley, decreto o reglamento. También es habitual que se confunda un reciclador con un gestor de basura.

Metafóricamente, da la sensación de que la administración anda mas preocupada en ver el punto negro del folio (los recuperadores), que en la hoja en blanco que pueda crear un camino óptimo para un residuo. Más en “matar al cartero” (el gestor de residuos) que trae malas noticias, que en analizar por qué se recicla mal un producto. Controlar más a las plantas existentes, que a las todavía excesivas ilegales. Más en con trolar la trazabilidad de un residuo en planta gestora, que en el porcentaje que no nos llega y sacar conclusiones. En muchas materias primas secundarias (me gusta llamarla mejor así que residuo) los índices “perdidos” son enormes porcentualmente. Hay demasiado residuo (me gusta llamarlo así a los que tienen valor negativo) en vertederos que nunca tendrían que ser fabricados o debieran ser rediseñados.

En general, la mayoría de los residuos que transitan por nuestras plantas son de valor positivo, y perseguir la obsesiva trazabilidad será un sobrecoste lastre para el proceso. Pretender que notifiquemos el numero de referencia de un RAEE precisará que alguien tenga que pagar y mucho. La baja reciclabilidad de muchos productos necesita ayudas, no más lastre.

Nuestro sector no puede cargar con los deberes que no hicieron los fabricantes. El sector de la recuperación no es responsable de que se fabrique todavía sin consideración circular.

Pido a la administración que nos dejen trabajar más y mejor. Facilitarnos más que entorpecernos y focalizar sus esfuerzos en quienes entorpecen nuestra labor o en quienes todavía fabrican productos que irán directamente o indirectamente a vertedero (por poderosos que sean).

Seguir insistiendo en objetivos imposibles empujará a muchas empresas al cierre, a dejar de lado productos excesivamente burocratizados, al maquillaje de procesos, o a que una parte de residuos pasen al lado oscuro del sector (guiño a Star Wars que acompaña mi foto esta editorial).

El problema es para los que hemos sido educados en valores: nos es difícil romper con el legado de nuestros padres.

Xavier Riba,

Presidente del Gremi de Recuperació de Catalunya
xriba@gremirecuperacio.org

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Artículo Revista Recupera 107