CRÓNICAS GERMÁNICAS (Revista Recupera 95)

01/06/2016

Quizás tengan razón quienes anuncian el diluvio universal si se implanta el sistema de depósito en las bebidas en España. Aprovechando el Congreso Internacional de primavera del BIR en Berlín, me di un paseo por la ciudad y sus supermercados, etc.

Las temperaturas fueron estivales, casi de agosto tórrido en España, con lluvia torrencial y corta por la tarde. Creía que tan sólo los españoles solemos beber en la calle y me encontré con una ciudad volcada en las calles, bebiendo desenfadadamente cerveza en botellas de medio litro en cualquier lugar y tan sólo aparecían envases abandonados colocados ordenadamente bajo las papeleras urbanas como una manera hipster de donativo callejero. Al poco rato habían desaparecido misteriosamente. Caminando por la ciudad encontré algún que otro envase arrojado. ¡Ajá, el sistema tiene fisuras! Fui ojeando los envases y carecían del sello del SDDR alemán. Mmum..

Al día siguiente me fui a un supermercado pequeño – mediano de la cadena Kaiser a comprar delicatesen alemanas. La gente hacía cola educadamente para depositar sus envases vacíos en máquinas nixdorf. De dos máquinas, había una estropeada y a pesar de ello no había más malestar que el que se produce cuando hay demasiada cola en una caja registradora. Crucé la calle Kleiststraße de Berlin y me metí en una bodega del siglo XXI de la cadena Hoffman. Faltaban pocos minutos para cerrar y me compré una botella de agua de un litro por 59 céntimos
de euro. ¡Al pagar comprobé que me habían cobrado por el depósito 25 céntimos de euro! Me sorprendió, al salir, no encontrar una manifestación de alemanes pidiendo la desaparición del depósito por cobrar casi la mitad de su valor cada vez que consumes una bebida. Busqué las máquinas de reverse vending para recuperar mi depósito. No estaban por ninguna esquina a pesar de ser una tienda de unos 300 m2. A la vuelta de la cena, pasé por delante de la bodega Hoffman y observé varias jaulas de sacos transparentes de botellas vacías. Algún recuperador las iba a recoger a la mañana siguiente. Y es que en Alemania conviven la recogida mediante máquinas con la recogida manual con absoluta normalidad después de más de 10 años desde su implantación.

Había estado en Berlín hacía 10 años y me quedé impresionado de la vida que rebosa por cada esquina. A pesar de ello hay una tranquilidad sorprendente para ser una ciudad de más de 3,5 millones de habitantes. ¿Razón? Hay poquísimos coches y la gente se mueve en transporte público o en bici. A priori sería la muerte de la industria del automóvil pero, en cambio, las marcas alemanas de automóviles van viento en popa a toda vela. Mmm. Los alemanes, como los holandeses, se están tomando seriamente el calentamiento global… Será que lo de “piensa
global, actual local” va en serio. En los parking muchos coches llevan el remolque para las bicis.

En el metro, los vagones parecen salidos de la antigua RDA, pero escrupulosamente restaurados. Nosotros, en cambio, tenemos obsesión en estrenar trenes cada año y construir estaciones vacías…

Caminando por las calles vimos un mercadillo en lo que sería el jardín de un kindergarden. Entramos a echar un vistazo y había como unos 30 puestos de padres y niños vendiendo patines, ropa, o el FIFA 2015. ¿Qué más pedagógico que inducirles a la reutilización y a evitar el despilfarro desde pequeños? Y, además, de forma divertida y social. Economía circular desde la raíz.

Pensarán: si reutilizan un envase hasta 60 veces, si no achatarran sus trenes antiguos, si la reutilización es cool, si solo van en coche el fin de
semana…. ¿de qué viven los recuperadores alemanes? Lo cortés no quita lo valiente. Alemania es potencia europea en industria de recuperación, tiene las tasas más altas de recuperación de envases, RAEES, biomasa o vehículos. ¡Menudos los alemanes! ¿Cómo no va a ser un país rico? Trabajan como si fuera una economía emergente y además ahorran en cada cosa que hacen de forma cotidiana.

Para reflexionar.

Descargar en PDF:

Artículo Revista Recupera 95